Su función estimuladora de los procesos de maduración y del desarrollo evolutivo del niño promoverá los reaseguros emocionales necesarios para que los alumnos se sientan confiados en la exploración del mundo que les rodea. A través de procesos constantes de mediación, atendiendo la inmediatez y la imprevisibilidad que generará una relación constante niño-adulto que promueve las respuestas educativas necesarias a los intereses y necesidades de los niños.